Señales de "Marteventura"
Gregorio Cabrera
Edicion Impresa Dairio de Fuerteventura, 2017
Señales de "Marteventura"
Gregorio Cabrera
Edicion Impresa Dairio de Fuerteventura, 2017
La imaginación pictórica de Greta Chicheri
Samir Delgado
Cuenca, 2014
La vida está envuelta por las luces y las sombras de la imaginación. Somos seres imaginativos, lo imaginario es un atributo esencial del estar en el espacio de la vida. De ahí que la obra de Greta Chicheri prolongada en su estancia insular sea para cualquier observador un alarde fabuloso de invención cromática. Cada uno de los cuadros de esta exposición en la madrileña Utopia Parkway está insuflado por el aura imaginario de una naturaleza reinventada para salvaguardar una parcela de boscosidad ante la hecatombe planetaria.
Utopia Union Ltd.
Periódico La Vanguardia
Tomás Paredes
Presidente Asoc. Críticos de Arte Madrileños
Es complejo elegir, pero Casa en los árboles, de Greta Chicheri, resulta una pieza que imanta. Esa densa arboleda manteniendo una fina ambueza de turquí, regala una imagen que enigmática, profunda, natural, viva, como el latido galopante de los amantes furtivos. Greta Chicheri, A Coruña 1985, estrena hijo e icono, dos hechos muy diferentes, pero hermosos, únicos, que unen arte y vida, como siempre debiera ser, porque nunca debería existir vida sin arte, como no hay arte sin vida.
Greta Chicheri, una canción
Tendencias del mercado del arte
Tomás Paredes
Presidente Asoc. Críticos de Arte Madrileños
Un poco de pop, metafísica adunia, un poso clarísimo de inocencia, la búsqueda de la sencillez y el volcánico paisaje majorero dan sentido a su emocionante propuesta plástica. ¡Ocre claro, verde platanera, negro, algún coqueteo con el bermellón y un lenguaje de formas que explican la intimidad, la autenticidad, la soledad, la humildad de la inmensa presencia de su isla, Fuerteventura!.
El espacio infinito de una isla sitibunda, las sombras cuando cae el sol, la vida solitaria, casi salvaje, cuando sale. El mar, el mar. “La isla es infinita, no acaba nunca, siempre el mar”. La paz que da la música de las olas, su fuerza, el orden: todo eso se refleja en esta pintura sobria, ebria de silencios, donde amanece una forma distinta de hablar, desde la ternura, la limpieza de espíritu y sensibilidad tamaña, pagana y cristalina.
Un clamor de soledad
La vanguardia
Tomás Paredes
Presidente Asoc. Críticos de Arte Madrileños
¡Un clamor de soledad, de quietud, de orden, de ascetismo! Emerge lenguaje al imbricar un poco de pop, sabor metafísico, fulgor de la inocencia y el volcánico paisaje majorero. Ocre clarito, negro y verde bastan para establecer su código. Comenzó con arquitecturas convencionales, pero ha clarificado su huella, silente, pura, romántica, como melodía de una trompeta con sordina.
La coruñesa que pintó calma en la isla
El ideal gallego
M. Pérez
A muchos kilómetros de casa es donde Greta Chicheri, más que vivir, está viva. Esta coruñesa decidió hace unos años trasladarse a Fuerteventura y de su mudanza nació un arte diferente y difícilmente clasificable. Una pintura que los críticos ya definen como “de sosiego”. A sus 28 años debuta otra vez, emerge en un mundo diseñado por un pincel pausado, pero preciso. Apenas se nota la mano del hombre en sus paisajes. Playas vírgenes, alguna que otra construcción, sobre todo en blanco y tablas de surf apoyadas sobre los muros de casas vacías. Bañadores, sol y en definitiva, la esencia de las islas. Probablemente este tipo de composiciones, en las que las palmeras cobran protagonismo como elemento natural, nunca hubieran nacido en Galicia, aunque se gestaron allí. La autora no renuncia a sus orígenes coruñeses, a una casa que dejó hace tiempo para licenciarse en Bellas Artes por la Universidad Europea de Madrid.
Es complicado representar la realidad que se ve con los ojos, pero mucho más aquella que se ve con el alma. Quizá por eso Greta está abocada al éxito.
Poesía muda
Carlos Díaz-Bertrana
Comisario de arte y Director del Instituto Óscar Domínguez de Arte y Cultura Contemporánea
Pintura del sosiego la de Greta Chicheri, se puede disfrutar como un baño en el mar o como la música. Sin pedir nada, dejándose penetrar por su poesía visual y su misterio. Descubriendo un mundo diáfano, donde sólo hay casas, tierra seca, un cielo azul atlántico y, a veces, el mar o algunos objetos que lo merodean, bañadores, tablas de surf. Formas comunes con las que la artista crea una poética enigmática que concilia la realidad y la metafísica. Con esa tendencia pictórica comparte su obstinado silencio, su presencia inquietante y ambigua, las construcciones deshabitadas y la quietud. Pero también evocan paisajes del mundo físico, imágenes que la artista ha visto en su deambular por Fuerteventura y recrea en sus pinturas. Los títulos que sitúan las casas y paisajes parecen confirmarlo. No es algo que afecte a su poética, que las imágenes lleguen de la naturaleza, de una fotografía o de la imaginación de la artista interesa menos que la eficacia con que plasma sus ideas, su visión y sus emociones en el espacio pictórico.
Greta Chicheri
Revista Macaronesia
Océano mar. Es el nombre de la exposición que Greta realizó el pasado mes de marzo en el Tostón. Viene de la novela homónima de Alessandro Baricco, que trata sobre las historias contadas por una serie de personajes que van llegando a una posada cerca del mar; historias que comparten como elemento común el asombroso océano.